La propuesta genera controversia en ambos lados de la frontera, mientras Trump y su equipo de transición debaten la magnitud del operativo.
Washington, D.C. El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha puesto sobre la mesa una idea que muchos consideran extrema: una intervención militar en México para combatir a los cárteles de drogas. Según un artículo publicado por Rolling Stone, la pregunta ya no es si se debe invadir, sino “¿qué tan grande debería ser la invasión?”, según palabras de un alto funcionario de su equipo de transición.
La propuesta surge como parte de la campaña de Trump para intensificar la lucha contra las organizaciones delictivas que considera responsables de la crisis de opioides en Estados Unidos, en particular el flujo de fentanilo. Durante su mandato previo, tales sugerencias fueron vistas como radicales, pero ahora han ganado tracción entre los líderes republicanos.
¿Qué contempla la estrategia?
El plan barajado incluye desde ataques quirúrgicos con drones y fuerzas especiales hasta una invasión más extensa con cooperación limitada del gobierno mexicano. Algunas opciones analizadas son:
• Ataques aéreos o con drones a infraestructuras clave de los cárteles.
• Operaciones encubiertas de fuerzas especiales estadounidenses para eliminar líderes delictivos.
• Ciberguerra para desmantelar redes criminales y financieras.
• Presión diplomática extrema para que México actúe en un plazo determinado o enfrente la intervención.
Un asesor cercano a Trump habló de un enfoque de “invasión suave”, basado en operaciones específicas en lugar de un despliegue militar masivo. Sin embargo, otros miembros del equipo, como su asesor de seguridad nacional, el congresista Mike Waltz, y su secretario de Estado, Marco Rubio, han defendido abiertamente acciones militares más amplias si cuentan con la colaboración del gobierno mexicano.
El apoyo político y militar
Líderes republicanos como Lindsey Graham y Kristi Noem han respaldado públicamente designar a los cárteles como organizaciones terroristas extranjeras, lo que allanaría el camino para el uso de fuerza militar. Incluso se han presentado iniciativas legislativas para autorizar ataques en territorio mexicano.
Pete Hegseth, elegido por Trump para liderar el Pentágono, ha sido claro en su postura: “Si se necesita acción militar, eso es lo que eventualmente habrá que hacer.” Según Hegseth, el objetivo es cambiar la dinámica de los cárteles mediante ataques que inspiren miedo y limiten su capacidad operativa.
México en la mira
En privado, Trump habría advertido que, si México no detiene el flujo de fentanilo en pocos meses, su administración tomará medidas unilaterales. Estas declaraciones coinciden con reportes de que, desde el año pasado, ha solicitado planes detallados de ataque.
El tema ya está generando tensiones diplomáticas entre ambos países. Aunque el gobierno mexicano aún no se ha pronunciado oficialmente, una intervención militar podría complicar significativamente las relaciones bilaterales y desatar una crisis internacional.
Críticas y riesgos
Analistas y opositores señalan que la propuesta no solo viola la soberanía mexicana, sino que podría tener consecuencias devastadoras:
• Aumento de la violencia en comunidades mexicanas.
• Riesgo de represalias por parte de los cárteles, tanto en México como en Estados Unidos.
• Tensión diplomática y comercial, considerando la fuerte interdependencia económica entre ambas naciones.
Por otro lado, quienes apoyan la medida la justifican como una respuesta necesaria para frenar la crisis de drogas que afecta a miles de estadounidenses cada año.
¿Un nuevo conflicto en puerta?
Con Trump a punto de asumir su segundo mandato, la posibilidad de una acción militar contra los cárteles ya no es una idea descabellada, sino una propuesta con serias probabilidades de implementarse. Como señaló un asesor republicano: “Si las cosas no cambian, el presidente está convencido de que es necesario tomar acción militar contra estos asesinos.”
Mientras tanto, el mundo observa con preocupación el desarrollo de esta controvertida estrategia que podría marcar el inicio de una nueva era en las relaciones entre Estados Unidos y México.
